miércoles, 20 de agosto de 2008
LA DIOSA
A los pies del monte más alto del mundo, al cual los oscuros compañeros de mi sueño llaman Aconcagua, encuentro una casa de piedra. Dentro, en un jardín exuberante, hay un pequeño templo de mármol. Allí, una diosa vestida de blanco, ornada de plata, me besa y me sienta junto a su lecho. Me muestra una roja luna de oro en el cielo. Yo derribo los muros de la casa para que todos puedan verla: la pobre gente huye espantada. La diosa ríe.
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