LA CASA DEL POETA MUERTO
En una esquina, en una antigua mansión en ruinas, hogar de un poeta muerto, recorro los cuartos llenos de polvorientos objetos suntuarios, ascendiendo por rotas escaleras hasta el tercer piso, donde penetra la lluvia y crecen plantas sobre los muros. Vuelvo a descender, saltando: la casa se cimbra peligrosamente a cada paso, amenazando con derruírse. No sé qué placer perverso encuentro en ello.
domingo, 3 de agosto de 2008
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1 comentario:
estimado meyer:
le contaré que mis placeres son nada menos que sólo placeres por eso los busco , me revuelco , los amo y me hastío.
un abrazo inmenso y un placer conocerlo.
pase por mi blog
pacita
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